Durante la época colonial y el siglo XIX, México fue un país dedicado a la agricultura. La mayor parte de sus ingresos por ventas extranjeras provenían de la explotación minera, especialmente, de la plata. De este mineral, México ha ocupado el primer lugar mundial en producción desde hace más de dos siglos.
El proceso de industrialización deMéxico durante la Colonia y el primer siglo de vida independiente fue sumamente lento. Entre los siglos XVI y XVIII, las leyes coloniales impedían el desarrollo de las manufacturas en la Nueva España como en el resto del Imperio Español. Éstas debían importarse de la metrópoli, que a su vez las adquiría mayormente de las naciones industrializadas del norte de Europa. Todo el siglo XIX hubo intentos por dotar de una planta industrial al país. Los gobiernos intentaron atraer empresarios extranjeros, sin mucho éxito. Durante la década de 1830, Lucas Alamán estableció el Banco del Avío, destinado al fomento industrial. Sin embargo, todas estas tentativas rindieron escasos frutos.
A finales del siglo XIX, en el Porfiriato, la industria textil era la más desarrollada. Se había establecido en el valle de Puebla, en la región de Orizaba y el valle de México. El gobierno de Porfirio Díaz dio grandes privilegios al capital extranjero con la intención de atraer inversión directa en la construcción de infraestructura de comunicaciones y transporte, y en el crecimiento de la planta industrial. Sin embargo, los beneficios eran para unos pocos extranjeros, mientras la mayoría de los mexicanos vivían en condiciones de miseria y explotación.
En 1983, el país estaba en la bancarrota, y era incapaz de pagar sus deudas internacionales. Algo similar estaba ocurriendo en el resto de América Latina. Para salir del trance, el gobierno cambió sus políticas. Este período ha estado marcado por la austeridad en el gasto social, el impulso que se ha dado a la privatización de las grandes empresas paraestatales (de las
que a la fecha sólo se conservan dos: PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad), y un crecimiento económico dependiente de las exportaciones de manufacturas (básicamente, hacia Estados Unidos).
Salinas de Gortari llamó el error de diciembre. La economía no se recuperó sino hasta tres años después.
Por otro lado el siglo XIX trajo nuevos acontecimientos que favorecieron el comercio mundial, como la teoría económica del libre cambio, además de la independencia de las colonias inglesas y españolas.
Impulsar el comercio fue unas aspiraciones de muchos mexicanos en el siglo XIX y, especialmente los gobiernos liberales aplicaron medidas para fomentarlo. Sin embargo, era muy difícil de cambiar. Durante varias décadas perduró el carácter local y regional del intercambio y también el interés de los comerciantes era mayor por acumular las ganancias en vez de invertirlas.
En las comunidades indígenas se producía, sobretodo para el autoconsumo y no para el intercambio, esta institución que mantenía a los trabajadores del campo endeudados con el dueño de la hacienda, pues en lugar de pagarles con dinero lo hacían con cosas indispensables para la subsistencia de dichos trabajadores.
Ese tipo de costumbres impedía que las personas participaran en la economía comercial.
El comercio con el exterior tampoco fue muy favorable. México era un exportador de metales y productos del campo y tenía que comprar a otros países todo lo que fueran productos manufacturados y textiles.